Quién lo hubiera dicho. Hace 20 años el hablar mal de las bebidas alcohólicas en relación a la salud era considerado una transgresión de las leyes divinas. Un pecado. Ya no te digo si entre esas bebidas se incluía al bíblico vino o a la mediterránea cerveza. Entonces el pecado era mortal. No es que la opinión pública se volviera en tu contra, es que incluso muchos sanitarios, su mayor parte dentro de la clase médica, estaban dispuestos a crucificar a todo aquel que arrojara la menor sombra de duda sobre los “beneficios” del consumo moderado.
Hoy ya no es así. Afortunadamente cada vez hay una mayor y mejor conciencia de los perjuicios que conlleva el consumo de alcohol, en cualquier cantidad y a partir de cualquier bebida que lo incluya. Ya sean bebidas fermentadas o destiladas. Hoy en día, la mayor parte de los profesionales sanitarios son conscientes de ello (aunque aun quedan algunos médicos que no han actualizado su software desde 1980).
Es decir, si algo tiene alcohol, quédate con la copla: sus seguros perjuicios son mayores que sus presuntos beneficios. Veamos en modo telegráfico algunos de los hechos que aplican a este tema:
- La OMS considera que el consumo de bebidas alcohólicas es una de las tres prioridades más importantes en el ámbito de la salud pública en el panorama mundial. Es la tercera causa de enfermedad y de muerte prematura tras el bajo peso al nacer y el sexo sin protección. Se ha asociado de forma convincente con cerca de 60 tipos diferentes de enfermedades y circunstancias no deseables (fuente OMS).
- Las bebidas alcohólicas (todas) están dentro del grupo 1 al respecto de la clasificación de sustancias o agentes cancerígenos de la IARC. Esto significa que hay evidencias de que se trata de un agente causal de cáncer en humanos, junto a, por ejemplo, el benceno, el plutonio, el tabaco y 118 agentes más (fuente IARC-OMS)
- No hay una cifra segura de consumo que, por debajo de la cual, se pueda garantizar que no haya riesgo de cáncer. Beber menos implica reducir el riesgo, sí, pero sigue siendo riesgo. El único consumo seguro es, “consumo cero” (Unión Europea de Gastroenterología)
A la industria del alcohol le importa un bledo estas cuestiones
A pesar de estos datos, la industria alcoholera (sea la que sea) ha conseguido culpar a los usuarios de bebidas alcohólicas de todos los posibles males que ocasionan sus productos.
¿Cómo? Muy fácil, presionando a las administraciones sanitarias de que la clave está en el “consumo responsable”. Es decir, lo malo no está en el producto, lo malo está en los consumidores que usan “mal” o más de la cuenta el producto.
Algo curioso si observamos algunas reflexiones de este informe del Ministerio de Sanidad al respecto del concepto de “consumo responsable”, sobre el que dice que es algo que no existe ni en la OMS ni en ningún glosario o léxico reconocido por instituciones sanitarias. Es más, este término suele usarlo la industria para referirse al consumo moderado y sin consecuencias. Además, añade este mismo documento, es absurdo hablar de “consumo responsable” de sustancias adictivas, poniendo dicha capacidad a prueba en el ejercicio de la responsabilidad personal. Y es que, recordemos, el alcohol de cualquier bebida alcohólica tiene un fuerte carácter adictivo.
En lo que podría considerarse un giro irónico de los acontecimientos, lo cierto es que, además, ni la propia industria alcoholera cree ni espera que los consumidores hagan un “consumo moderado” de sus productos. Si esto fuese cierto y todos los consumidores de bebidas alcohólicas (las que sean) hicieran un consumo responsable tal y come recomienda industria y administración, esto supondría la quiebra del sector.
En este artículo, se pone de relieve que una cuarta parte de los consumidores realizan un consumo de alto riesgo, y que ese 25% contribuye con un 68% a las ventas del sector. Es decir, si esos consumidores realizaran un “consumo responsable” el sector afrontaría unas pérdidas cifradas en más de 14.000 millones de euros al año. Son cifras, solo, del Reino Unido y nada nos hace sospechar que en otros países de su mismo entorno suceda de forma diferente.
Es cuestión de tener las cosas bien claras y el mensaje relacionado con la salud en el consumo de bebidas alcohólicas (las que sean) es más que elocuente: cuanto menos mejor.
Otros prismas distintos al de la salud con los que poder observar el tema del consumo de bebidas alcohólicas serían los culturales, tradicionales y sociales… pero esa es otra historia.