Pues sí, para qué te voy a decir lo contrario si los datos son los que son y nos informan de que, en España, somos uno de los países en los que, dentro de Europa, las cifras de sobrepeso y obesidad es más alta.
Y conste que da igual que nos refiramos a los adultos que a los niños y adolescentes. Es más, en este grupo de población vamos aun peor: nuestros pequeños son de los que mayores cifras de exceso de peso presentan.
Tanto que según el estudio que consultemos la posición oscila entre, los poco honrosos para este caso, primer y tercer puesto.
La gordura de los adultos españoles a lo largo de los últimos años
La última encuesta nacional de salud, publicada por el Instituto Nacional de Estadística, deja poco margen para las dudas:
- La prevalencia de obesidad en adultos de más de 18 años es de 16,01% en 2020, manteniéndose los elevados niveles alcanzados en 2009 (16,00%), 2011 (17,03%), 2014 (16,91%) y 2017 (17,43%), en la línea ascendente de los últimos 25 años (ENSE 1987-2020), algo más marcada en hombres que en mujeres.
- Desde 1987, la obesidad en mujeres ha pasado de un 7,90% a un 15,54% en 2020. En hombres el ascenso ha sido ligeramente mayor, pasando de un 6,90% en 1987 a un 16,50% en 2020.
- No obstante, existe una ligera (ligerísima) mejoría, respecto a las cifras de la encuesta de 2017: hay un descenso de un punto porcentual en mujeres y de 2 puntos porcentuales en hombres.
- En cuanto al sobrepeso (sin obesidad), la prevalencia se mantiene desde el 32,30% en 1987 al 37,60% en 2020. Las diferencias por sexo son muy marcadas en el caso del sobrepeso (44,90% en hombres y 30,56% en mujeres).
- En 2020, la prevalencia de conjunta de obesidad y sobrepeso de la población adulta es de 53,60% (61,40% de los hombres y 46,10% de las mujeres) frente al 54,70% de 2017.
Tienes una bonita tabla con la prevalencia de la obesidad en España con datos segregados por Comunidades Autónomas, edad (adultos y menores) y sexo en este enlace.
La obesidad infantil: lo peor (o casi)
Si mal están las cosas en el caso de la población adulta, entre los niños y adolescentes el tema es peor.
Así, la prevalencia de la obesidad infantil y juvenil en España es de un 14,2%, solo por detrás de las cifras de Grecia (18%) y de Italia (15,2%).
Si se consideran juntos, sobrepeso y obesidad, el 34% de esta población entre los 2 a los 17 está afectado, y si se consideran el grupo de edad de los 3 a los 8 años las cifras ascienden casi hasta el 40%.
¿Dieta mediterránea, qué dieta mediterránea?
Seamos sensatos, las dietas occidentalizadas, la western diet, tal como se expresa en la literatura científica o, para que me entiendas, los estragos de la “cocacolonización” afectan prácticamente por un igual a todos los países mínimamente desarrollados.
El crecimiento de la obesidad es alarmante en todas partes y la presunta dieta mediterránea de la que hacemos gala no sirve en absoluto para suavizar la tendencia.
Sí es cierto que España fue una de las cunas en donde se describió la conocida como dieta mediterránea al igual que Altamira (que también está en España) es un referente mundial de la pintura rupestre, pero ya nadie pinta como están pintadas las cuevas de Altamira ni come como se comía en España cuando se describió la dieta mediterránea.
Por tanto, el problema de España no es individual, ni mucho menos, ni tampoco destacado, si ostentamos ciertos -tristes- récords en materia de obesidad es, todo hay que reconocerlo, por un estrecho margen.
A fin de cuentas recordemos aquel monográfico de The Lancet titulado Rethinking and reframing obesity que comenzaba con una elocuente sentencia: ningún país ha reportado una disminución significativa durante tres décadas.