Cómo ahorrar dinero y ser más sostenible haciendo la compra

La cesta de la compra se ha puesto por las nubes.

No es necesario que le echemos aquí la culpa a la guerra en Ucrania, a la pandemia de COVID19 o a lo que sea, de poco o más bien nada nos iba a servir. Al mismo tiempo la cuestión de la sostenibilidad es un tema candente que cada vez ocupa más espacio en las noticias, y con razón.

Por ello, aquí van algunos consejos para intentar ayudar a ahorrar todo lo posible en el carro de la compra y, al tiempo, mantener un comportamiento responsable con el medio ambiente:

Consejos generales

  • Plantea el no comer carne 1, 2, 3… días por semana. Tanto en lo que refiere a la cartera como al coste medioambiental, la carne es, en general y sin duda uno de los productos más caros. Y sí, es cierto que las especies importan: la carne de los rumiantes es más cara y la de aves y porcino menos. Si te preocupa la saludabilidad de una dieta sin carne, no tengas miedo: incluso los patrones dietéticos veganos, bien planificados pueden ser perfectamente saludables. Si no sabes cómo hacerlo pide ayuda especializada.
  • Cocina más y recurre a menos a la telecomida. Sí, es cierto que si no cocinas te ahorras el gasto energético que tiene el cocinar, pero la telecomida es especialmente cara. Al mismo tiempo, piensa en preparaciones culinarias sencillas, vegetales a la plancha (los que sean) y huevo combinan a las mil maravillas.
  • Planifica los menús de, por ejemplo, una semana y haz la lista de la compra en base a dicho menú.
  • Recuerda que se puede (e incluso se debe, antes que otras opciones típicas) desayunar lo mismo que se come o se cena a base de sobras. Esta opción no solo implica la reducción del desperdicio, sino que también evita tener que comprar tanto alimento “de desayuno”.
  • Compra productos de temporada y, a ser posible, de cercanía.

Consejos a la hora de hacer la compra

  • Los dos primeros consejos, me los quito de encima, son los más cansinos y conocidos por todo el mundo: ve a la compra con una lista y acude en un momento en el que no tengas hambre.
  • Contabiliza, aunque sea por encima, todo lo que metes en la cesta o el carro de la compra. Para ello usa si quieres la calculadora del móvil, o de cabeza, calcula sin tener en cuenta los decimales. Te evitará muchas sorpresas en la línea de caja.
  • Lleva dinero en efectivo para pagar la compra y deja la tarjeta de crédito en casa. De esta forma te ceñirás sí o sí a tu presupuesto y evitarás cualquier compra superflua.
  • Compara los precios de los productos envasados en base a su precio por kg o por litro. A día de hoy todos los establecimientos de compra incluyen en las etiquetas de las baldas esta información que te permitirá hacer la compra más rentable.
  • Cambia, de vez en cuando, el lugar en donde haces la compra. A pesar que puntualmente las diversas marcas pueden tener distintos precios según el supermercado, el en las conocidas marcas de distribuidor (o marcas blancas) en donde en ocasiones puedes encontrar importantes diferencias que no suelen fluctuar demasiado.
  • Lleva, por supuesto, tus propias bolsas reutilizables para transportar la compra.

Como último consejo y a pesar de que parezca que va en contra del sentido común, es mejor pensar primero en qué es lo que has decidido comer antes que en saber de dónde viene lo que comes.

Fíjate,  este estudio llegó a observar que el hecho de importar lechugas españolas al Reino Unido en invierno generaba hasta tres y ocho veces menos emisiones que producirlas allí. Este otro estudio observó que los tomates de invernadero en Suecia usaban 10 veces más energía que importarlos del sur de Europa.

Es decir, es importante el tema de la temporalidad, pero lo es más tener en cuenta el entorno en el que te encuentras y sus posibilidades.

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