“Vivir como un diabético para no llegar a ser diabético” quizá sea es el mejor consejo que te puedan dar nunca en el terreno de la salud. Sabiendo, además, que las recomendaciones de estilo de vida en el caso de diabetes, son las mismas que para la población general.
Hace tres o cuatro décadas -y por supuesto anteriormente- era frecuente que médicos y endocrinos plantearan dietas especialmente restrictivas a las personas diagnosticadas con diabetes. Hoy en día, lamentablemente, aún siguen existiendo ciertos textos académicos, ciertas páginas web (con una pretendida inclinación sanitaria) e incluso ciertos profesionales sanitarios que siguen anclados en el pasado. En esas circunstancias no es infrecuente oír hablar de limitar o de no comer plátanos, uvas, melón, pasta, arroz, patata, etcétera, al mismo tiempo que se proponen “alimentos para diabéticos”. Todo un despropósito del márquetin -en la mayor parte de los casos ilegal- que se usa para aprovecharse de que no pocos pacientes con diabetes tiene “la guardia baja” y están delante de alguien con bata blanca.
Recomendaciones idénticas que las dirigidas a la población general
Imagino que no tiene que ser fácil interiorizar este mensaje, pero te demostraré, más allá de su propio enunciado, que las recomendaciones dietéticas que han de seguir las personas diagnosticadas con diabetes son las mismas que se dirigen a las personas sin diabetes. Tal y como ya se ha visto en este mismo canal, una de las guías alimentarias más actualizadas y válidas es aquella publicada por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard y que puedes (que puedes consultar en este enlace). Por su parte, una de las recomendaciones más confiables sobre cómo ha de observarse la alimentación en personas con diabetes es esta de la Asociación Norteamericana de Diabetes. Como ves, son virtualmente idénticas. Cero cambios.
Desde un punto de vista más académico, menos divulgativo como el anterior enlace, podemos consultar que es lo que dicen las guías para profesionales sanitarios sobre el tratamiento nutricional en pacientes con diabetes, también de la Asociación Norteamericana de Diabetes. Como podrás comprobar las recomendaciones dietéticas que se hacen esta guía son las mismas que las que se puedan hacer a la población general. Por supuesto, no solo no se criminaliza la presencia en la dieta de fruta, arroz o patata, sino que se anima a su uso. El caso de los arroces y pasta en sus versiones integrales; en el caso de la patata, combinado con otros vegetales y; respecto a la fruta, cero menciones al plátano, la uva o el melón. La fruta “es bien”. Y los zumos y los ultra procesados “son mal”.
Tú puedes hacer trampa, las personas con diabetes, no
Entonces, te estarás preguntando, ¿cuáles son las diferencias en la dieta que debe seguir una persona con diabetes frente a la de la población general? Sobre el papel, ya te lo digo yo: ninguna.
Otra cosa es lo que “puedan” hacer una y otra persona. Las diferencias las encontramos en las consecuencias en el momento que se hacen ciertas transgresiones al margen de las recomendaciones. Una persona sin diabetes puede untar donuts en Coca Cola de forma más o menos despreocupada, contraviniendo las recomendaciones de “sus” guías y no pasará nada en el corto plazo. Pasa lo mismo con la actividad, una persona puede ser sedentaria (algo que no se recomienda a nadie) y, de nuevo, no pasará nada de forma inmediata. Ya veríamos qué pasa en el medio y largo plazo en la medida que este estilo de vida se repite. Sin embargo, los pacientes con diabetes “no pueden” contravenir las recomendaciones relativas al estilo de vida. En ellos, las cuestiones dietéticas y de actividad física son pilares fundamentales de su tratamiento, tan importante o más (yo diría que más) que el tratamiento farmacológico. En su caso, contravenir estas recomendaciones tendrán unas consecuencias más o menos graves y más o menos inmediatas.
Otro “melón” es el de que los pacientes con diabetes sigan o no las recomendaciones que en el marco de los estilos de vida se les briden. Ahí no voy a entrar. Ellos sabrán. Pero deberían ser conscientes de que el pronóstico de salud que tienen a corto, medio y largo plazo va a depender en gran medida de ello. Así, en el caso de personas con diabetes, el no seguimiento de las recomendaciones de estilo de vida mencionadas supondrá, sin duda, un acortamiento significativo de su esperanza de vida… y de su calidad mientras esta dure.
En conclusión
Hace ya más de 20 años mi profesor de fisiopatología en la universidad nos dijo, actualizado como él solo estaba, que lo mejor que se le puede decir a la población general con respecto a sus hábitos dietéticos y de actividad física es que, cuanto antes, se apliquen aquellos que se dirigen a las personas con diabetes. Es decir, el vivir como una persona con diabetes para, precisamente, no terminar con un diagnóstico de diabetes. El ejemplo que empleó para hacérnoslo entender fue el de las tarjetas de crédito y los monederos. Un símil que, con la perspectiva que dan los años y la experiencia profesional puedo decir que fue magnífico.