La alimentación en los comedores escolares de nuestros hijos

alimentacion en los comedores escolares

Todos los padres han expresado en algún momento una razonable preocupación por la calidad del menú escolar de sus hijos. En este artículo conocerás las claves para identificar aquellos elementos que han de estar presentes en una propuesta saludable.

La responsabilidad última sobre la educación de los hijos recae, seamos claros, en sus padres o tutores legales. Incluidas todas las cuestiones relativas a la adquisición de hábitos de vida saludable y educación alimentaria, por mucho que los niños coman en el comedor escolar. A fin de cuentas, aquellos menores que comen en colegio, realizan una única comida del día en comparación al resto de ingestas diarias que dependen de la planificación de sus padres. Y eso, además, solo sucede en el periodo lectivo, por lo general entre 175 y 180 días al año. Es decir, los niños comen en sus casas más días a lo largo de un año y muchas más veces que lo que lo hacen en el colegio. Por tanto, podría decirse que en lo que refiere a estas cuestiones los colegios, las administraciones públicas y los padres tienen una responsabilidad compartida.

Normativa de obligado cumplimiento por los centros

El ejercicio de responsabilidad de los padres sobre estos aspectos incluye revisar y estar al corriente de la oferta dietética y de la calidad de los menús escolares de sus hijos. En este contexto, en 2011, se publicó la Ley de Seguridad Alimentaria y Nutrición que incluyó diversos aspectos relacionados con la calidad y características de los menús escolares. Desde 2022, existe un proyecto de Real Decreto para establecer las normas que desarrollen los artículos 40 y 41 de la mencionada Ley, para el fomento de una alimentación saludable y sostenible en centros educativos. Este Real Decreto se espera que entre en vigor en 2025 o 2026. En cualquier caso, ya se conocen cuáles son algunos de los criterios mínimos de calidad nutricional y de sostenibilidad, para orientar la contratación, adquisición y oferta de alimentos y bebidas en centros educativos.

Aspectos que están (o estarán) presentes

Ya sea contemplado por la Ley en vigor o por el próximo Real Decreto, estas son algunas de las características generales que se deben comprobar que se cumplen en el servicio de comedor de nuestros pequeños:

  • Los menús han de estar planteados y supervisados por profesionales con formación acreditada en nutrición humana y dietética. Es decir, los menús deben ir firmados por un profesional identificado, bien con su nombre y filiación, bien con su número de colegiado. Lo ideal es que el profesional tenga el grado en Nutrición Humana y Dietética, y no otro.
  • Los centros deben informar de forma clara y detallada (el nombre de los platos, los ingredientes utilizados, el proceso culinario de elaboración, los tipos de salsas y guarniciones) de la planificación mensual de los menús que se van a servir.
  • Dicha planificación incluirá además orientaciones de menús para que las cenas, en casa, sean complementarias con los menús ofrecidos en las comidas.

Respecto a los primeros platos, los menús habrán de cumplir con estas características referentes a la frecuencia de los distintos grupos de alimentos:

  • Arroz: una ración por semana.
  • Pasta: una ración por semana.
  • Legumbres: de una a dos raciones por semana.
  • Hortalizas: de una a dos raciones por semana.

En relación con los segundos platos:

  • Carnes: máximo tres raciones a la semana.
    • De una a tres raciones semanales de carne blanca.
    • Máximo una ración de carne roja a la semana.
    • Máximo dos raciones de carne procesada al mes.
  • Pescados: de una a tres raciones por semana.
  • Huevos: de una a dos raciones por semana.
  • Platos con proteína vegetal: de cero a cinco raciones por semana.

Las guarniciones habrán de cumplir con los siguientes requisitos:

  • Ensaladas variadas: de tres a cuatro raciones por semana.
  • Otras guarniciones (patatas, hortalizas, legumbres): de una a dos raciones por semana.

En los postres, la fruta fresca será la protagonista indiscutible, debiendo ofrecerse de cuatro a cinco días a la semana. Otros postres, en especial yogur, cuajada o queso fresco, estarán presentes una vez a la semana como máximo.

Se hace hincapié en otros detalles, por ejemplo:

  • El agua corriente será la única bebida, salvo que no sea posible debido a las condiciones del suministro.
  • Al menos una vez a la semana se ofrecerá pan integral.
  • Al menos una vez a la semana, el arroz o la pasta será integral.
  • Se alternará pescado blanco y azul.
  • En relación con el consumo de pescado, deben evitarse las especies con alto contenido de mercurio, como pez espada/emperador, atún rojo (Thunnus thynnus), tiburón (cazón, marrajo, mielgas, pintarroja y tintorera) y lucio.
  • Las frituras se limitarán a un máximo de dos raciones por semana.
  • El uso de platos precocinados como pizzas, canelones, croquetas, empanadillas, pescados o carnes rebozadas se limitará a un máximo de tres raciones al mes.

Además, se elaborarán menús especiales para niños con alergias, intolerancias o necesidades culturales, éticas o religiosas, siempre que sea posible. Si el servicio no lo permite, las familias podrán proporcionar los menús, y el centro deberá garantizar su conservación y calentamiento adecuados.

Reflexiones finales sobre los comedores escolares: un compromiso compartido

La alimentación en los comedores escolares no es solo una cuestión de nutrición; es una oportunidad para enseñar hábitos saludables y sostenibles que marcarán a nuestros hijos de por vida. Contrastar la oferta y calidad de los menús escolares de nuestros pequeños no debería ser una preocupación aislada, sino parte de un esfuerzo colectivo entre familias, centros educativos y administraciones.

Es crucial que los padres no solo revisen los menús de sus hijos, sino que también participen activamente en las conversaciones con los colegios para garantizar que se cumplan los estándares establecidos por la normativa vigente y futura. Estos diálogos no solo pueden ayudar a mejorar los servicios, sino también a establecer una relación más sólida entre los hogares y las escuelas en beneficio de los niños.

Sin embargo, el papel de las familias va más allá. En el entorno doméstico, donde los menores pasan la mayor parte de su tiempo, se definen muchos de los hábitos que acompañarán a los niños durante toda su vida. Aquí, los padres tienen la oportunidad y la responsabilidad de ser modelos a seguir, promoviendo una alimentación equilibrada y sostenible. Al final, son ellos quienes pueden consolidar lo aprendido en los comedores escolares y, con su ejemplo, convertirse en la inspiración que sus hijos necesitan.

Por tanto, el mensaje es claro: padres y tutores, exijamos calidad y compromiso en los comedores escolares, pero también asumamos nuestra parte en casa. Juntos, podemos construir una generación más saludable, consciente y preparada para afrontar los retos de un mundo en constante cambio.

Sé de los primeros en probar Savee

Actualmente Savee está en modo de acceso anticipado. Introduce tu email y nos pondremos en contacto contigo para que conozcas todas las ventajas.

Muy pronto disponible en App Store y Google Play.